El cerebro es altamente moldeable, especialmente en los niños; a medida que crecen, el tipo de estímulos externos a los que están continuamente expuestos da forma a su funcionamiento cognitivo. La investigación en neurociencia demuestra que, al igual que ejercitamos diferentes partes de nuestro cuerpo, ejercitar diferentes partes del cerebro puede mejorar múltiples aspectos de la función cognitiva.

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El aprendizaje es el resultado de conexiones y reconexiones entre los 80 mil millones de neuronas de las que está compuesto cada cerebro humano. Las neuronas se comunican a través de ondas cerebrales o actividad eléctrica sincronizada. La frecuencia de las ondas cerebrales tiende a alinearse con la frecuencia de cualquier estímulo externo. Esta tendencia se utiliza en un proceso llamado entrenamiento de ondas cerebrales (brain entrainment), donde las frecuencias de las ondas cerebrales se ajustan o adaptan a un estímulo externo deseado.

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Hay intervenciones y estímulos específicos como la música, la relajación/meditación y los ejercicios cerebrales que están asociados con cambios en la neuroplasticidad en partes específicas del cerebro. Se ha observado un fenómeno conocido como sustitución o aumento sensorial entre los ciegos que realmente ayuda a compensar la pérdida de visión a través de vías sensoriales alternativas o exageradas. Esto solo demuestra que el cableado dentro del cerebro es el resultado de acciones externas repetidas y habituadas. Las neuronas que disparan (se activan) juntas se conectan entre sí - un conjunto específico de estímulos o prácticas puede inducir nuevas conexiones neurales entre las partes del cerebro que se activan durante el proceso. Además, los ejercicios físicos liberan endorfinas, producen antioxidantes que protegen las células cerebrales contra el daño de los radicales libres y pueden estimular la neurogénesis, o la capacidad del cerebro para regenerar neuronas.

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Cada programa de Brighter Minds se basa en estos dos conceptos fundamentales de neuroplasticidad y entrenamiento. Las herramientas e intervenciones apropiadas en un entorno propicio pueden estimular la neuroplasticidad en los cerebros durante la infancia y más allá, mejorando la capacidad de aprendizaje de cada individuo a lo largo de su vida.